Silvia Pacheco
Henry Betancurth
Magia y brujería en la antigua Roma
En el Antiguo Egipto, la magia formaba parte de los asuntos más cotidianos de sus habitantes. No se trataba solo de la magia negra que, se utilizaba para la sanación, la protección de personas y viviendas y por supuesto, para la adivinación. Los sacerdotes realizaban conjuros y rituales de todo tipo. La magia estaba en todos y cada uno de los aspectos del día a día del pueblo.
No es de extrañar que el pueblo de Israel, que sirvió como esclavo durante siglos para los egipcios, se hubiera impregnado de esas costumbres. De hecho, debía ser algo bastante arraigado, porque ya entre las primeras leyes que recibió el pueblo israelita durante su éxodo se le advirtió que al entrar en la Tierra Prometida no debía encontrarse entre ellos a nadie que practicara “adivinación, ni agorero, ni sortílego, ni hechicero, ni encantador, ni adivino, ni mago, ni quien consulte a los muertos.” (Deu. 18:9-13). La magia en Roma era perseguida cuando sus usos se destinaban a atar la voluntad o dañar a otra persona. Estas prácticas eran perseguidas y consistían en: ceremonias a dioses del infierno o relacionados con el infierno o y los muertos, ataduras, maldiciones, adivinaciones, pócimas, metamorfosis de las brujas y nigromancia.
Círculo Mágico
La demonología se desarrolló extraordinariamente en la religión babilónica indicando una cierta sensación de angustia y de terror en los hombres ya que las religiones monoteístas en orden claramente estimado de un sinnúmero de dioses, dan un aporte significativo en la personalidad del pueblo buscando la unidad en la diversidad. “El monoteísmo aporta una nueva noción de personalidad con la idea de ‘unicidad’. Con ello el judaísmo no indica una creencia mitológica sino un acceso viable a la religión de la razón a una noción que supera sus límites pero sin auto contradicción (Cfr. Fonti, 2010, p.45).” La religión judía sobre pasa los límites en cuanto a buscar el complemento de lo trascendente. En la religión babilónica la plegaria individual a los dioses tuvo un gran desarrollo. Muchas plegarias que coincidían con determinados ritos son muy breves. Los conjuros eran muy empleados, principalmente con motivo de desgracias y calamidades, y acentúan la benevolencia del dios hacia los fieles. Se hacían frecuentemente conjuros a Marduk, señor de la súplica, a Ishtar, a Shamash, al dios-fuego Girsu y a la y diosa-luz Nusku. Algunos conjuros se encuentran a medio camino entre la magia y la religión. Igualmente había lamentaciones. El fiel solía terminar todas estas súplicas con una promesa. (Cfr. P. 35)
Influencia de la magia negra goetia
Hechiceras y envenenadoras
Durante el mundo romano tuvo gran importancia, existía una creencia en espíritus y fuerzas ocultas de la naturaleza, que les rodeaban y ayudaban en cierta manera para conseguir determinados propósitos. Roma era una sociedad en la que la envidia y la superstición suscitaba muchos miedos y, sin duda, utilizaron multitud de medios para evitar esos males o impedir que cayeran sobre otros. Estos remedios eran tan violentos que se llegaron a prohibir a partir del siglo V a.C., con la llamada Ley de las XII Tablas. Se prohibieron la magia, las maldiciones y cualquier acto mágico que atentase contra cualquier ciudadano, su familia o sus bienes. Estas prácticas estuvieron muy mal vistas pero, paradójicamente, se sirvieron de ellas casi todos los ciudadanos de manera secreta, incluidas las altas esferas. La magia en la antigua Romana se basada en el principio “do ut des” te doy para que me des, por tanto la magia dependía del conocimiento y de la práctica correcta de la oración, el ritual y el sacrificio. El ritual es una secuencia precisa de acciones, todas con un valor simbólico, realizadas para lograr un resultado concreto. Un ritual se consideraba inválido si se cometía un error durante su ejecución, nada podía perturbar la ceremonia.
La magia negra (goetia) estaba prohibida y se consideraba ilegal, su rituales se hacía en privado, en secreto y, muchos de sus actos, eran nocturnos, normalmente se ocupaba de asuntos personales. En la magia, en sus rituales se “obliga” al dios a realizar lo que uno quiera. La magia se basaba en el principio de dos doctrinas: el poder del nombre y el poder de la palabra. En términos mágicos, la imprecación, era la creencia de que pronunciando correctamente el nombre de algún dios, o de la víctima, la acción que se pedía se haría realidad.
Nombrarlo, requería darle existencia y veracidad a la situación y, escribirlo, multiplicaría su poder. El resultado era mucho mejor si se conocía el número mágico del dios a reclamar, ya que desde siempre, se creyó en el poder misterioso, mágico y oculto de los números.
Esta magia negra corresponde al trato con los espíritus más inmundos, utilizando los conjuros más crueles para conseguir la desgracia ajena y, la prosperidad propia, a costa de otros. Pertenece a una de las formas de violencia más usada por los romanos, dedicada a hacer daño a personas, animales o, incluso, cosas. Este tipo de magia se puede dividir en: sacrificios humanos, las tabullae defixionum (tablas de maldición), en las que se escribía una fórmula para pedir un resultado concreto; y los kolossoi lo que llamarías hoy en día muñecos vudú.
Los kolossoi o muñecos vudú
Tabullae defixionum (tablas de maldición)
Sacrificio Humano
La magia se basaba en la doctrina del poder del nombre y el poder de la palabra. En el Antiguo Egipto, la magia formaba parte de los asuntos más cotidianos de sus habitantes, por lo tanto la magia en roma era perseguida cuando sus usos se destinaban a atar la voluntad o dañar a otra persona. Estas prácticas eran perseguidas y consistían en ceremonias a dioses del infierno o relacionados con el infierno o y los muertos, ataduras, maldiciones, adivinaciones, pócimas, metamorfosis de las brujas y nigromancia. Se conservan múltiples recetas de recogida de plantas, hay tratados lapidarios con las propiedades de determinadas piedras desde el punto de vista terapéutico o protector, con variedad de amuletos conocidos, que se dirigen contra cualquier tipo de peligro o de desgracia que amenazara la vida cotidiana; la magia en la antigua Romana se basada en el principio “do ut des” te doy para que me des mediante el ritual y el sacrificio.
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Fonti. https://www.redalyc.org/pdf/3872/387239038003.pdf
Gómez, N. (2001). La represión de la magia en el imperio Romano. [Archivo PDF] Recuperado de: https://www.romanicodigital.com/sites/default/files/2019-09/C17-9_Nicanor%20G%C3%B3mez%20.pdf
Simón, F. (2019). Los contextos de la magia en el imperio romano: incertidumbre, ansiedad y miedo. [Archivo PDF] Recuperado de:
file:///C:/Users/Administrador/Downloads/LOS%20CONTEXTOS%20DE%20LA%20MAGIA%20EN%20EL%20IMPERIO%20ROMANO_%20INCERTIDUMBRE,%20ANSIEDAD%20Y%20MIEDO.pdf
Blázquez, M.J., & Pinna-M, J., Montero, S. (1993). Historia de religiones Antiguas Oriente, Grecia y Roma [Archivo PDF] Recuperado de:
Simón, F, (2019) Los contextos de la magia en el imperio romano: incertidumbre, ansiedad y miedo. Recuperado de:
https://secregen.unizar.es/sites/secregen.unizar.es/files/users/secregen/alocucion_19_web.pdf